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Bahia Blanca

Sucedió en la Liga del Sur, fue inédito y pasó desapercibido: ¡los dos asistentes del mismo lado!

El 4 de junio de 1989, en un clásico entre Tiro Federal y Villa Mitre, ambos jueces de líneas terminaron el partido cumpliendo funciones en el sector oficial. La terna arbitral recordó esa historia de la que muy pocos se acuerdan y que nunca más se repitió en el fútbol local.

Fotos: Pablo Presti y Archivo-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

“¿Cómo llevo la cuarentena? Bien, aproveché para ordenar y pintar mi casa, pero retomé un hobby que me apasiona: escribir y publicar anécdotas en facebook”.

De la nada, de una conversación típica de estos tiempos de encierro y de aburrimiento generalizado, el ex árbitro de la Liga del Sur, Alejandro Pérez, me despertó curiosidad: “una buena historia se puede convertir en una atractiva nota periodística”, pensé con cierta intuición.

 —”Ale”, elegí una para contar, pero que todavía no hayas subido a las redes.

—Tengo varias, pero hay una que es mundial, es para el libro Guinness de las anécdotas. Buscá en el archivo de La Nueva. qué sucedió el 4 de junio de 1989, en un clásico entre Tiro Federal y Villa Mitre, en el Polígono.

Increíble pero real. Ese frío domingo de invierno ocurrió un hecho inédito en el torneo local, que los memoriosos de otras épocas no recuerdan que haya pasado en el amateurismo y que el estadígrafo de LU2, Eduardo “Cocho” López, asegura no tener registro de un hecho similar en la era moderna de nuestro fútbol.

Esa tarde, por la undécima fecha del certamen Superior (era animado por 7 equipos), los dos asistentes, o jueces de línea si así prefiere llamarlos, terminaron cumpliendo sus funciones del mismo lado, el del sector oficial.

Sí, tal como lo está leyendo.

Alberto Martínez era el árbitro principal y en las bandas estaban Miguel Abraham y Alejandro Pérez. Ganó el tricolor 2-1, hubo tres penales, dos expulsados y el cotejo terminó en escándalo.

“Ale”, todo tuyo…

“Antes de que arranque el partido, en el vestuario, me acuerdo que Alberto nos dijo, al `Turco’ y a mi: `estén atentos, me muero si me hacen un gol con la mano; se los pido por favor…’ Claro, el `Flaco’ venía perseguido por un partido de principio de año, cuando Jara Pinto (Alvaro) convirtió un gol de un puñetazo y él lo convalidó porque no lo vio”, reflejó Alejandro, quien se retiró en 2013, justamente en un Tiro-Villa Mitre en el Onofre Pirrone.

“Yo era el asistente 2, estaba del lado visitante. En el segundo tiempo, con el partido 1-1, en un centro al área de Tiro, el 9 de Villa Mitre bajó la pelota con un brazo para que defina un compañero (NdR: la crónica del encuentro, firmada por el periodista Luis Pedro Ponte hijo, aclara que la mano, notoria y visible, fue de Goroso y el autor de la conquista Raúl Porras). Levanté la bandera al instante, aunque Martínez corrió hacia el centro del campo otorgando el gol”, señaló Pérez, antes de referirse a todo lo que originó esa jugada.

Iban 30 minutos de la etapa complementaria.

“No me acuerdo ni siquiera los números de las camisetas de esos jugadores, pero si estaba seguro que había visto mano. Alberto se encontraba en el círculo central esperando a que Tiro reanude el juego, pero atrás mío empezaron a caer piedras y los hinchas de Villa Mitre se abalanzaban como lobos hambrientos sobre el alambrado perimetral; me querían crudo”, resaltó.

El relato cobraba cada vez más interés.

“Antes de que me partan la cabeza con algún cascotazo me metí a la cancha y me paré al lado del arco que ocupaba el `Beto’ Fernández, que da a calle Balboa. Los dos le empezamos a gritar al `Flaco´ (Martínez), quien vino corriendo y me preguntó: ¿que pasó? Cuando le nombré la palabra mágica, `mano’, no quiso escuchar más nada, pitó fuerte, marcó el tiro libre para el local y gritó: `de acá para allá’. Si el clima estaba caldeado, imaginate lo que vino después”.

“Cuando anula el gol, Martínez sale corriendo y da la orden para que se reanude el juego, pero no se percató que yo no volví a mi posición porque seguían cayendo piedras, y eran más grandes que antes. El cotejo siguió con normalidad, pero yo seguía paralizado al lado del `Beto’ Fernández, con el temor lógico de que salga una contra de Villa Mitre, no haya asistente y se arme un lío que después no podamos parar”.

 —¿Y?

—El partido era muy hablado, friccionado, cortado, y los hinchas de Villa Mitre, que habían copado la tribuna visitante, estaban enardecidos. Mientras la pelota estaba en el otro campo, le gritaba al `Flaco´ para que pare las acciones y venga a donde estaba yo. Era tanto el bullicio que no me escuchaba, hasta que alguien le avisó y vino corriendo.

“Le manifesté que no podía volver a la línea mientras sigan tirando proyectiles. Alberto comprobó que volaban objetos de todo tipo y, entre protestas y quejas de los protagonistas, tomó una ocurrente e inesperada determinación.

—No me digas que…

—(Interrumpiendo) Después de la negación del “Turco” Abraham de ir hacia el lado donde estaban los de Villa Mitre, nos miró fijo y nos dijo: “ubíquense los dos en el sector oficial”.

“No me acuerdo si los hinchas rompieron el alambrado, pero el partido continuó con un importante cordón policial donde estaban los parciales más exaltados de la Villa”.

 

Pasó de todo, y más también

“En el medio del caos generalizado, Alberto tuvo la frialdad necesaria para tomar una determinación que hoy la catalogarían como absurda y antirreglamentaria”, señaló “Ale”, quien en ese momento, con 26 años, era árbitro de Reserva y todavía no había debutado en Primera.

—¿Qué se te pasó por la cabeza cuando Alberto te pidió que vayas del otro lado, sector donde nunca hay asistente?

—Me pareció raro, pero no fue mala idea. El “Flaco” agotó todas las instancias para que el partido no se suspenda, y eso es fue lo que yo le valoré. Hoy en día, si el árbitro no tiene las garantías para continuar o sucede algo anormal, el cotejo no continúa. Martínez encontró una solución sensata en medio de un problema; terminamos sin heridos y sin consecuencias un partido que se desarrolló bajo un clima hostil y tenso.

 —Reglamentariamente, ¿estuvo bien la determinación de Martínez?

—El reglamento no dice nada al respecto. Ahora, con la experiencia que tengo, si la policía no calma los ánimos y no te da las garantías para continuar, tenés que suspender.

—¿Ese partido terminó en paz?

—Sí, aunque se definió con un penal sobre la hora que le cometieron a Panelli (infracción del “Nocho” Fernández) que otra vez enardeció los ánimos, esta vez del lado de Tiro.

—¿Penal dudoso?

—No me acuerdo, fue sobre el borde del área opuesto a donde estaba yo y algunos futbolistas me taparon la visual, aunque Alberto lo cobró enseguida porque estaba cerca de la jugada. Lo pateó Panelli y fue el 2-1 para su equipo. Después nos costó salir porque desde la tribuna oficial nos querían cocinar.

“Me acuerdo que me decían: `loco, con vos no es el problema, vos pasa, pero al `Ruso´ (por Alberto Martínez) se la damos’. Estaban enojados, tiraban encendedores y pilas, y salimos por el túnel protegidos por los escudos de la policía (Grupo de Infantería)”.

“Pero después de un final bochornoso, llegó la parte linda de la historia: me bañé rápido y salí al pasillo de zona de vestuarios, y cada jugador de Tiro que se iba del estadio me venía a saludar porque se lo había pedido su entrenador (Juan Carlos De Mattía). Un gran gesto pese a la derrota”.

—Muchos hablan de la polémica expulsión de Juan Carlos Miguel, el “Chupi”. ¿Qué pasó?

—No recuerdo el motivo de la expulsión, pero cuando Alberto le mostró la tarjeta roja, Miguel, desde el piso, le arrojó un botín y después lo quiso ir a buscar para agredirlo. Fue un clásico friccionado y accidentado, cada 5 minutos había un revoleo; estaban todos con la adrenalina a full. Fue de esos partidos donde podés decir: pasó de todo.

“En ese intenso segundo tiempo también expulsó a uno de Villa Mitre, pero olvidate que me acuerde quien era (NdR: Rossi). Nunca lo hablé con él, pero creo que eran los primeros partidos del `Flaco´ en la categoría principal de la Liga. Después, como todos sabemos, se convirtió en un árbitro de primerísimo nivel. Ese día, ese partido nos superó a todos.

—El periodista del diario (no hubo cobertura fotográfica porque ese mismo día dos páginas estuvieron dedicadas al ascenso de Olimpo al Nacional B, en San Juan) calificó con un “muy mal” el arbitraje de Martínez.

—Fue un partido atípico y difícil. Demasiadas incidencias y polémicas como para que el árbitro salga bien parado. Siempre les digo a los alumnos: si un partido de la Liga es conversado y hay jugadas polémicas, olvídate, la calificación es de regular para abajo. Al menos era así en aquella épocas.

—El DT de Villa Mitre era Néstor Santanafessa, ¿te acordás?

—¡Cómo no me voy a acordar! Esos 15 minutos de aquel partido fueron interminables. A cada rato me decía: “Nene, me tapás la visual; no tenés nada que hacer de este lado, vos tenés que estar enfrente”. Tenía razón, yo pasaba a cada rato por delante del banco de suplentes, y ni él ni nadie estaban acostumbrados a que un asistente esté en ese lugar, en el lado ciego, como le decímos en la idioma arbitral.

“Me acuerdo que estaba con el chupetín agachado sobre la línea, y yo le recriminiba: `puede ir más atrás, déjeme el espacio´. Fueron 15 minutos de suplicio. Para ambos era una molestia que yo esté ahí, pero ya está, si ahora me encuentro con el `Titi´ seguramente nos vamos a reír juntos”.

 

Alberto, ¿te acordás?

“Cuando me llamaste para recordarme aquel partido, le consulté a algunos colegas de mi edad si alguna vez les había sucedido algo parecido y todos me dijeron que no. Sin dudas fue inédito, pero estamos hablando de otras épocas, donde el fútbol y el reglamento te ofrecían ciertas libertades”, rememoró Alberto Rubén Martínez, el árbitro principal de aquel enfrentamiento que contó con un hecho inusual y que a partir de esta nota muchos recordarán por siempre.

“Fue un clásico áspero, importante por lo que peleaban cada uno. Creo que Tiro luchaba por no descender y Villa Mitre por el título”, describió el “Flaco”, antes de confirmar que ese día vivió el momento más amargo de su carrera arbitral.

“El `Chupi´ Miguel, después de haberlo expulsado e irse al vestuario, volvió a entrar a la cancha y se me vino encima. En ese momento lo frenaron, pero cuando terminó el partido me pegó una piña de atrás. Fue la primera y única trompada que recibí en el referato”, admitió Alberto, instructor nacional y encargado de la formación arbitral y el dictado de las clases en la ABA (Asociación Bahiense de Árbitros).

«Hombres de negro». Ale Pérez y Alberto Martínez, en una producción para La Nueva Provincia, nota publicada el 8 de agosto de 2003.

—¿Es cierto que Miguel te tiró un botín antes de retirarse expulsado?

—Eso dicen, no te lo puedo confirmar, aunque la roja se la había mostrado por protestar airadamente e insultarme, tras anular un gol por una posición adelantada que sancioné yo sin la anuencia del asistente Nº 1 (Miguel Abraham).

“Como estaba bien posicionado, anulé la acción por off-side, y Miguel, que creo fue el autor de la conquista, se enfureció. Empezó a los gritos: `para que lo tenés al línea si vas a cobrar lo que se te cante´. Me insultó, me dijo de todo y no me quedó otra que echarlo. Por suerte después el `Turco´ reconoció que se «abatató» y que se equivocó al no levantar la bandera, pero que yo tenía razón, que el jugador de Tiro estaba adelantado”.

“Me acuerdo que fue un partido donde se habló mucho en la semana, porque entre los jugadores se notaba nerviosismo y cierta tensión. También me enojé con Camilo D’ Onofrio, en ese momento asistente deportivo, lo que es cuarto árbitro ahora. Le reproché el hecho de no haberse dado cuenta de que Miguel, quien se había ido por el túnel expulsado, volvió a entrar y a invadir el campo de juego”.

 —Me imagino el informe que le hiciste a Miguel…

—Durísimo, aunque también le hice una denuncia penal. Al tiempo lo encontré en la Liga Comercial, y no me quedé callado: “fuiste muy cobarde en golpearme por atrás, pégame ahora, de frente”. Uhhh… No sabés, se fue al maso olímpicamente. “No `Flaco´, no te calentés, ya pasó”, fue lo único que exclamó. Yo seguía con la sangre en el ojo. Y buehhh… Todavía no me olvidé, aunque ya no le guardo tanto rencor”.

 —Igualmente esa de Miguel no fue la jugada que desencadenó que los dos asistentes terminen cumpliendo sus funciones del mismo lado.

—La acción que terminó en el quilombo fue otro gol anulado, por mano previa de un jugador de Villa Mitre, que no fue el autor de la conquista. Cuando quise reanudar el partido, comprobé que los hinchas visitantes habían roto el alambrado y que Alejandro Pérez estaba al lado del “Beto” Fernández con un susto bárbaro. No quería volver a su posición, por eso me tomé unos minutos para determinar cómo seguir.

“Cuando la policía me aseguró que con un vallado humano en el hueco del alambrado calmaba a las fieras, decidí que los dos asistentes vayan del mismo lado. La idea era no suspender, algo que en esos tiempos no era habitual, porque la Liga te instaba siempre a continuar y a finalizar los partidos. Eran épocas donde tomábamos decisiones que no tenían mucho que ver con nuestro trabajo específico. Ojo, tampoco éramos exigentes con el cumplimiento del reglamento”.

“Me acuerdo que hablamos con los capitanes y decidimos seguir, pero… ¿cómo? Le dije a los dos asistentes que vayan del lado oficial y listo”, señaló el “Huevo” Martínez, quien ese día cumplía con su décimo cotejo arbitrando en Primera división.

“Igual redacté un informe aclarando que agoté los medios para que el partido continuara, porque si suspendía hubiese sido peor; el clima estaba tenso y raro”.

—¿Reglamentariamente estuvo bien?

—Hoy no se podría hacer eso, aunque no está estipulado en ninguna de las reglas. Si se registran incidentes, tenés que suspender y a otra cosa, sobre todo por el grado de violencia con el que se vive en la sociedad actual.

“Hoy no hay posibilidades de seguir un partido en ese contexto. No te lo dejarían hacer o no estaría bien visto”.

—Tres penales, dos expulsados y sobre la hora un penal dudoso que le permitió a Villa Mitre ganar el partido. No faltó nada…

—Lo único que me acuerdo es que los de Tiro me discutían el último penal, sobre la hora, el de “Nocho” Fernández sobre Panelli. Hoy en día sigo insistiendo que la infracción existió; la veo clarita en mi mente.

—¿Cómo salieron de la cancha?

—Con custodia policial.

—¿Te acordás que expulsaste al técnico local (“Tatín” De Mattía) porque te aplaudió después de haber sancionado una infracción?

—Lo expulsé cuando quedaba poco para el final del partido, y ya en zona de camarines me dijo algo como “cagón, me echaste porque soy fácil”. Frené mi marcha, lo miré y le aclaré: “¿querés ver que cagón soy? Esperame afuera, dejo la pelota y salgo”.

“A `Tatín’ lo tenía de hijo con la tarjeta roja, lo expulsaba siempre, era insoportable. En infantiles y menores, el dirigiendo a Tiro, le decía a los jugadores: `a ese dale una patada’. Una vez lo escuché y lo expulsé; no podía mandar a pegar a los pibes. Por eso cuando le tocó dirigir en Primera ya lo tenía «junado». No le perdonaba una, a tal punto que lo rajé, me enojé y le prometí piñas…(risas)”.

—Luis Pedro Ponte –hijo– fue el periodista que te puso “muy mal” en la crónica de La Nueva Provincia.

—El y Luis Alberto Cano eran los peores para calificar; no te ponían un bien ni aunque hubieses dirigido para 10. No querían a los árbitros, y se notaba cuando escribían. Nos mataban sin sentido.

“El de ese día fue el único muy mal que saqué en mi carrera. Además, para la época, que hagan tanto hincapié en las polémicas y en los yerros arbitrales no era normal. Tengo el recorte de aquel partido, pero en el comentario se ensañó conmigo; no hay dudas de eso”.

 

El grato aporte de Abraham

«Uhhh… Me acuerdo que Alberto (Martínez) estaba desesperado para que el partido continúe. Me pidió que cambie de lado con Alejandro Pérez, pero te aseguro que de la tribuna visitante llovían piedras y nadie hacía nada para que los hinchas de Villa Mitre se calmen», indicó el otro componente de la terna arbitral: Miguel Abraham, retirado hace ya 15 años y hoy alejado definitivamente del referato.

«Ese día, el `Flaco´ pecó de honesto, porque en una jugada dudosa de off-side, que terminó en gol pero donde yo no había levantado la bandera, él, por ser justo, retrotrajo la acción y sancionó la posición adelantada por sus propios medios. Se le armó un quilombo terrible, con un jugador expulsado (el `Chupi´ Miguel), que al irse lo insultó de arriba a abajo”.

“El fuera de juego existió, pero fue muy dudoso, y ante la duda Alberto tendría que haber dejado seguir», admitió el «Turco», quien a los dos años de aquel 1989 fue promovido a Primera división junto a Miguel Oro y José Moscoso.

«Cuando Ale Pérez vino de mi lado, yo lo miraba y no lo podía creer. Jamás me pasó algo parecido. Era un pibito, estaba pálido de los nervios, pero cuando tuvo que actuar, por ejemplo anulándole un gol a Villa Mitre, lo hizo con decisión y convicción».

“Eran los comienzos del `Flaco´ como referí, aunque en ese hecho, con la decisión que tomó, demostró que iba a tener un gran carácter y una enorme personalidad en su carrera. Y así fue…”

 

“Tatín” y “Titi”, dos mentes prodigiosas

Juan Carlos De Mattía, DT de Tiro, y Néstor Santanafessa, orientador villamitrense, se prendieron enseguida cuando tuvieron que apelar a su memoria por un hecho que sucedió hace casi 31 años.

Y no tuvieron que pensar demasiado para desempolvar imágenes que rápidamente ocuparon sus mentes.

“Me acuerdo que fue un partido complicado, con quilombo adentro y afuera. Los dos líneas terminaron en el mismo lado, algo que jamás lo volví a ver. Y eso que nací en 1949 y en mi vida he visto fútbol de todos los colores”, fue la ocurrente acotación de “Tatín” De Mattía.

“En Tiro dirigí muchos años, siempre en menores e infantiles, aunque saltaba a Primera cuando la situación se complicaba, se iban todos y había que afrontar la competencia con los pibes del club. Eran épocas donde se traían muchos refuerzos de Buenos Aires, futbolistas que llegaban el mismo domingo, jugaban y se iban a la noche”, detalló “Tatín”, uno de los wines más picantes que deslumbraron en el fútbol de la Liga del Sur.

“A mi me gustaba jugar con los chicos que yo había formado, los que habían crecido conmigo. En Primera no le enseñás a jugar al fútbol a nadie, pero ese plantel de 1989 lo componían varios juveniles que venían de las formativas de la entidad”, señaló De Mattía antes de meterse de lleno en aquella fría tarde de junio.

“Villa Mitre nos ganó con un penal dudoso que sancionó Alberto Martínez y que convirtió `Quique´ Panelli, con quien compartí equipo en Pacífico, en 1980. Lo que es el fútbol, ¿no?”, rememoró quien con la Primera tirense se coronó campeón del Promocional `86.

“En 1989 no terminé con mi mandato de DT, me echaron y me fui a dirigir a Pacífico”, acotó.

“En aquel encuentro, el robo de Alberto Martínez fue muy evidente. Me enojé, lo aplaudí en forma irónica y me expulsó. Después, en zona de vestuarios, me puse a cara a cara con él y nos dijimos de todo. Pero lo que pasa en el fútbol, queda en el fútbol…”.

“En ese mismo campeonato tuve un robo peor, en cancha de Sporting, cuando perdimos 3-2 y Julio Asnes pitó escandalosamente para el lado de ellos. No nos cobró un gol legítimo (la pelota entró, fácil, un metro y medio) y Sporting nos marcó dos tantos en claras posiciones adelantadas. Encima que perdimos, a la salida los hinchas nos despidieron con piedrazos y nos rompieron todo el colectivo”.

Iba y venía con una claridad conceptual envidiable. Y otra vez se refirió al cometido de Alberto Martínez en el partido en cuestión.

“La actuación de Martínez no fue buena, pero era uno de los mejores árbitros de la época. Encima yo era leche hervida, y me acuerdo que con Alberto casi nos vamos a las manos. Yo era rápido para las piñas, para buscar roña, parecía Ray Sugar Leonard, pero no me gustaba pelear. Era cabrón, si perdía por un factor externo me volvía loco.

“La memoria es receptiva, si te cagaron difícilmente te acuerdes, pero si saliste campeón podés contar todo con lujos de detalles porque, además de haberlo disfrutado, seguramente te sacaste fotos hasta con los que no conocías”.

“Eran épocas donde los árbitros te ponían banca y no te podías hacer el vivo; si te pasabas de la raya te peleaban”.

“El línea que estaba de mi lado era Miguel Abraham, tenés razón, el `Mudo´, no hablaba, era serio y si le preguntabas algo te respondía con señas”, comentó De Mattía entre risas.

Y cerró con una anécdota memorable, digna de otra nota periodística.

“Después de ser expulsado, el `Chupi´ Miguel entró a la cancha a buscar al `Flaco’ para pedirle explicaciones, o para agredirlo, no sé, y yo salté del banco para ir a frenarlo, con tanta mala suerte que en el pique me tiró el posterior derecho y se me endureció toda la pierna. Cuando llegué al vestuario tenía un hematoma inmenso; no necesitaron hacerme ningún estudio para decirme que me había desgarrado”.

“Te doy pie para que armes otra historia: `El técnico que se desgarro estando en el banco de suplentes’. Pensála, es buena…”

Si habló el entrenador local, no podía faltar la palabra del orientador visitante.

“Alejandro Pérez se había empecinado en no volver a su posición natural. Volaban algunas piedras, es cierto, pero lo más peligroso era que los hinchas de Villa Mitre habían roto el alambrado, y otro yerro arbitral podía llegar a ocasionar que se metan a la cancha. Y ahí si no sé si íbamos a recordar esa historia con humor y placer”, señaló “Titi”, identificado de pies a cabeza con el tricolor.

“Cuando terminó el partido, los seguidores de Tiro, calientes por la derrota, habían rodeado la zona de vestuarios. Como habíamos ido cambiados y con lo puesto, salimos corriendo hacia el colectivo, que nos estaba esperando sobre calle Liniers. La policía nos escoltó hasta el estadio de Villa Mitre. Ahí se terminó la odisea”.

“Alejandro Pérez pasaba delante de mío y yo no lo podía creer, no estaba acostumbrado a tener un asistente de ese lado. Lo miraba a cada rato y me enojaba cuando me pedía que me corra de la línea. En un momento le dije `no tenés nada que hacer acá’, pero no me dio mucha bola. Alejandro quería crecer en el arbitraje y estaba cumpliendo, con rigurosidad, su trabajo”.

“Eso sí, lo tengo que mandar al frente: cada vez que pasaba por el banco pedía agua, no podía disimular los nervios; la boca se le secaba”.

“Si mal no recuerdo hubo dos focos que enardecieron los ánimos: dos goles anulados, uno a Tiro por un off-side (que derivó en la famosa expulsión del `Chupi´ Miguel) y otro a Villa Mitre por una mano previa de Goroso creo”.

“El penal que definió el partido no me acuerdo como fue, ni siquiera quien lo pateó (NdR: Panelli). Fue una infracción casi sobre la línea de fondo, en el área del arco del Polígono, pero hasta ahí llega mi imaginación…(risas). ¿Si fue dudoso? Eso dicen, pero fue gol…je”

“Viví muchas situaciones curiosas en el fútbol de la Liga. Una vez, en 1987 si mal no recuerdo, Racedo (Angel Narciso), un árbitro del montón, nos anuló un gol increíble en cancha de Sporting. El «4» nuestro, Dante Yelpo, le pegó al arco desde afuera del área, desde unos 25 metros, y la pelota entró al ángulo, pero el referí, sin apoyarse en su asistente (ni siquiera levantó el banderín), cobró off-side. Todos nos quedamos perplejos, los de ellos y los nuestros. Insólito”.

—¿Cómo terminó ese encuentro?

—Sporting ganó 1-0 con gol de Marcelo Escudero (definió de cabeza por arriba del “Flaco” Schaffino). Eso no es nada, por ese gol Villa Mitre se fue al descenso. Necesitábamos, al menos, empatar para llegar con chances a la última fecha, donde teníamos que recibir a Tiro en nuestra cancha.

“Lo cuento hoy y sigo sin entender qué cobró Racedo, quien no quiso ni supo darme explicaciones. ¿Si hubo una mano negra? Yyy… Por ahí se equivocó…(risas)”.

¿Cuántos son?

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   Cotejos. Alejandro Pérez es el árbitro con vida que más veces dirigió en la categoría mayor de la Liga del Sur. Sacó 141 rojas. Alberto Martínez, en 191 partidos que pitó registró 200 expulsiones.

 

Fuente: Diario La Nueva Provincia

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